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¿Somos los cristianos irracionales?

Chesterton

Actualizado: 4 sept 2019


Una de las objeciones más comunes al cristianismo es que este apela a una fe ciega o que tener fe es cometer "suicidio intelectual". Esto lo podemos apreciar en palabras de uno de los ateos más renombrados de ahora (Richard Dawkins):


"Entonces, cuando la ciencia se llena de duda, escepticismo, voluntad de aprender, apertura a la corrección; la fe, es exactamente lo contrario".

Todo esto, está muy alejado de la realidad. Muchos tienen una idea arbitraria de lo que es la fe cristiana (pero no ahondaré en esto) y estos mismos suelen usar Juan 20:24-28 para afirmar que el cristianismo exige una fe ciega y que no se requiere evidencia alguna para creer. Sin embargo, hay varios problemas en el intento de utilizar este pasaje como un repudio general del pensamiento crítico. En primer lugar, Jesús sí le dio a Tomás (y a los demás discípulos) evidencias de primera mano sobre su resurrección que fueron tan fuertes que estuvieron dispuestos a morir por Él. (Según se afirma, Tomás murió en la Indis atravezado por lanzas). En segundo lugar, Jesús hizo con frecuencia milagros a los que se llaman 'señales', lo cual (admitido incluso por historiadores escépticos) presentan fuertes evidencias a favor de su historicidad. En la frase siguiente al texto citado (que suelen omitir los que defienden la idea de la fe ciega), Juan explica que las señales que hizo Jesús fueron recogidas por escrito "para que creáis que Jesús es el Cristo" (Juan 20:31).


Además, la Biblia también apela con frecuencia a la razón, a los datos empíricos y a los experimentos ("Gustad, y ved cuán bueno es Jehová". "Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta"). Recorra el libro de los Proverbios. En el que se reprende a los "simples" y a los "insensatos" que "aborrecen la ciencia" (1:22). El Señor "da la sabiduría" y "de su boca viene el conocimiento y la inteligencia" (2:6). La sabiduría entra al corazón del buen hijo, y el conocimiento es "grato a su alma" (2:10). El ingenuo todo lo cree, pero "el sagaz considera sus pasos" (14:15).


Demos un pequeño paso por el Nuevo Testamento donde se nos insta a examinar las cosas y no aceptarlas ciegamente:

Examinadlo todo; retened lo bueno…" (1 Tesalonicenses 5: 19-21), "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo." (1 Juan 4:1), "Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente." (Romanos 14, 5), "Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién lo has aprendido…" (2 Timoteo 3:14)


Tomás de Aquino plantea esta dicha (La verdad racional no contraría a la verdad de la fe cristiana) de la siguiente manera:

Aunque la citada verdad de la fe cristiana exceda la capacidad de la razón humana, no por eso las verdades racionales son contrarias a las verdades de fe. Lo naturalmente innato en la razón es tan verdadero, que no hay posibilidad de pensar en su falsedad. Y menos aún es licito creer falso lo que poseemos por la fe, ya que ha sido confirmado tan evidentemente por Dios. Luego como solamente lo falso es contrario a lo verdadero, como claramente prueban sus mismas definiciones, no hay posibilidad de que los principios racionales sean contrarios a la verdad de la fe.

Luego continúa:

Lo que el maestro infunde en el alma del discípulo es la ciencia del doctor, a no ser que enseñe con engaño lo que no es lícito afirmar de Dios. El conocimiento natural de los primeros principios ha sido infundid por Dios en nosotros, ya que El es autor de nuestra naturaleza. La Sabiduría divina contiene, por tanto, estos primeros principios. Luego todo lo que esté contra ellos está también contra la sabiduría divina. Esto no es posible de Dios. En consecuencia, las verdades que poseemos por revelación divina no pueden ser contrarias al conocimiento natural.
Nuestro entendimiento no puede alcanzar el conocimiento de la verdad cuando está sujeto por razones contrarias. Si Dios infundiera los conocimientos contrarios, nuestro entendimiento se encontraría impedido para la captación de la verdad. Esto no es posible en Dios. Permaneciendo intacta la naturaleza, no puede ser cambiado lo natural; y es imposible que haya a la vez en un mismo sujeto opiniones contrarias de una misma cosa. Dios no infunde, por tanto, en el hombre una certeza o fe contraria al conocimiento natural. Por esto dice el Apóstol: "Cerca de ti está la palabra, en tu boca, en tu corazón, esto es, la palabra de la fe que predicamos". Pero porque está sobre la razón es tenida por muchos como contraria. Y esto no es posible.

También la autoridad de San Agustín está de acuerdo con lo dicho:

"Lo que la verdad descubre, de ninguna manera puede ser contrario a los libros del Viejo y del Nuevo Testamento".

Y culmina con lo siguiente:


De todo esto se deduce claramente que cualesquiera argumentos que se esgriman contra los documentos de la fe no pueden rectamente proceder de los primeros principios innatos, conocidos por sí mismos. No tienen fuerza demostrativa, sino que son razones probables o sofísticas. Y esto sólo da lugar a deshacerlos.

Habiendo dicho todo esto, pregunto retóricamente: ¿Es la fe cristiana ciega y opuesta a la razón? ¿Somos los cristianos irracionales?


Bibliografía:


-Richard Dawkins; "La arrogancia de la Fe Pop Cast" https://www.youtube.com/watch?v=-LIhUEupn7Q


-David Marshall; "La verdad detrás del nuevo ateísmo"


-Tomás de Aquino; "Suma contra gentiles Libro I"



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