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  • Atanasio

Y Habitó Entre Nosotros: Los Tres Pilares

[ NOTA: Durante la lectura del artículo se recomienda ver con las Notas que están al final del presente escrito. En dichas Notas estará la debida referencia, discusión más detallada o profundización del tema del que se habla. ]



El Evangelio de Juan ha sido reconocido como toda una obra de gran carácter teológico. Sus exquisitas descripciones sobre la naturaleza de Cristo, la redención, Trinidad y Encarnación aún son motivo de extensos debates entre cristianos. Pero esto no es motivo para temer, sino para gozarnos en la auténtica riqueza de la gloria de las verdades eternas sobre Dios.


Uno de los principales intereses del Evangelio de Juan, como ya se ha dicho, radica sobre su acento fuertemente cristológico [1]. El propósito por el cual fue redactado era nada más y nada menos que confirmar y sustentar la fe en Jesús como el Hijo de Dios, el Pan del Cielo disponible para todo aquel que cree (Juan 20:31; 3:16). No obstante, las herejías asecharon al Cuerpo de Cristo desde sus inicios, con una aparente incisión en la percepción cristiana de Jesús. Y es que esta sería la mejor manera de mostrar cómo el Cristianismo se ha asentado sobre bases epistémicas dudosas, a saber, si Cristo es Dios o si Él resucitó o no [2]. Como bien ha dicho Burger, una cristología prudente debe enmarcar “un Cristo humano que nos redime, un Cristo divino que nos revela la naturaleza de Dios y un Cristo poderoso y lleno del Espíritu que nos ayuda a llevar vidas santas” [3]. Justamente Juan toca estos aspectos.


Dicho esto, debería saber el lector que los críticos de la ortodoxia cristiana han oscilado entre varias ramificaciones de una cristología herética como, por ejemplo, el arrianismo, docetismo, ebionismo, adopcionismo, nestorianismo, mofisismo, etc [4]. Por supuesto, ninguna ha vencido. Todas han caído por su propio peso. No obstante, hay algunos ecos de herejías sobre la identidad de Jesús en la actualidad. La más preocupante, parece, es aquella que niega el estatus de Cristo en coigualdad ontológica con el Padre, haciéndolo “un dios menor” o menos que plenamente Dios. Hay, claro, muchísimos pasajes que muestran la plena Deidad de Cristo con menor o mayor claridad [5]. Pero aquí solo nos concernirá hablar de tres versículos puntuales bajo el modelo demostrativo que hemos denominado “Los Tres Pilares”.


Los pasajes que se han elegido pertenecen al cuerpo del Cuarto Evangelio, a saber, Juan 1:1; 8:58 y 20:28. Es probable que el lector note cierta desproporcionalidad en la explicación de los pasajes que se han mencionado. Y es que no se pretende ser equitativo sino conciso y directo con la argumentación. Sin más, comiéncese:



1. JUAN 1:1

Este texto, claro, es uno de los más conocidos por los estudiantes de la Biblia y los cristianos en general. Si hay alguno que le compite en conocimiento popular sería, por supuesto, Juan 3:16. Al ser este un texto tan explícito para la Deidad de Cristo, ha recibido muchas consideraciones exegéticas, tanto en defensa de la visión tradicional, como algunas sectas que intentan priorizar sus perspectivas cristológicamente defectuosas a este texto. ¿Cuál es el enfoque más viable, a la luz de su significado más simple? Veamos.

Primero, el verso comienza con la frase “en el Principio era el Verbo”. Hay dos formas de ver esto: (i) Juan está apelando al “Principio” de Génesis 1:1 o, y no necesariamente en contra a la primera (ii) el apóstol va más allá del inicio del Universo en Génesis 1:1 [6]. Wescott es asertivo cuando señala que aquí Juan nos lleva más allá del Génesis a la misma eternidad [7]; la implicación de esto es especialmente significativa para las nociones que sostienen aquellos que piensan que Jesús, como el Verbo, fue la primera creación de Dios. Por supuesto, al entender la preposición Ἐν como atemporal, tal noción se ve fuertemente debilitada.


Segundo, “era” es una forma imperfecta del griego eimi. Esto sucede tres veces en la oración y todos tienen la misma connotación [8]. Sobre esto, Robertson señala: “Juan usa este imperfecto de eimi para ser lo que no transmite una idea de origen para Dios o para el Logos, simplemente existencia continua” [9]. De nuevo, esto señala enfáticamente la eternidad del Verbo (o la “Palabra”).


Tercero, el verso empieza a tomar colores más vívidos con la siguiente cláusula: “El Verbo era con Dios”. Como se señaló antes, “era” es la forma imperfecta del verbo, lo que indica atemporalidad. Así que vuelve a notarse una forma particular de decir, por parte de Juan, que el Verbo y Dios estaban juntos [10]. El apóstol aquí fue enfático y directo sobre la relación que el Verbo mantenía con Dios [11] y lo explicó mediante el uso de “con” (Gr. “pro”). Esta preposición tiene el significado básico de “estar en compañía de alguien” [12]. Ese sería un equivalente lingüístico a estar cara a cara con alguien, la mayor expresión de cercanía y conocimiento relacional mutuo. Como afirmó Robertson, “Los “pro” con el acusativo presentan un plano de igualdad e intimidad, cara a cara” [13].


Ahora bien, esto es especialmente indicativo porque también coloca la daga en el cuello del modalismo y el unicitarismo. Hay una clara distinción gramatical entre “Verbo” y “Palabra”. Claro, el objetor puede afirmar que el “con” es similar al usado en Hebreos 2:17; 5:1 [14]. Pero esto tiene varios problemas. En primer lugar, que la palabra esté en un contexto como el de Hebreos apenas y es significativo sobre cómo debe interpretarse en Juan. En segundo lugar, la construcción gramatical es diferente. En Hebreos 2:17, por ejemplo, la construcción es un adverbial acusativo, usado como un modismo común [15], lo que sugiere una variación al uso preposicional en Juan 1:1 [16]. Además, en estos casos, la preposición πρὸς es precedida por un artículo plural neutro; de esta manera, la connotación de inherencia ontológica que supuestamente debe estar en la construcción ὁ Λόγος ἦν πρὸς Θεόν no es una inferencia exegética muy poco confiable. En tercer lugar, parece ser un uso insincero de los datos bíblicos. Esta misma construcción aparece, al menos, 20 veces en el Nuevo Testamento y 52 veces en la Septuaginta [17], pero los críticos de la lectura tradicional de Juan 1:1 solo mencionan unos pocos pasajes apartados, para favorecer su punto. En esta línea, este tipo de objeciones no reconocen la personalidad distintiva del Verbo y Dios en este texto. Más bien sugieren que el Verbo, entendido como “Pensamiento o discurso” pertenece a la mente del sujeto en cuestión, en este caso, Dios [18]. Sin embargo, este razonamiento no reconoce la presencia lingüística de un quiasmo en Juan 1:1b [19]. Por si esto no bastara, cuando πρὸς está con el caso acusativo se tiene la idea de una relación “cara a cara” [20]. Sobre esto, Leon Morris argumenta: "Toda la existencia de la Palabra estaba orientada hacia la Padre. Probablemente deberíamos entender desde la preposición las dos ideas de acompañamiento y relación... No solo existía la Palabra 'al principio', sino que existía en la conexión más cercana posible con el Padre” [21].


Ahora, llegamos al análisis de “el Verbo era Dios” (καὶ τὸν Λόγος ἦν Θεὸς, kai theos en ho logos). Este, por supuesto, es la esencia del verso para nuestros propósitos. El problema que subyace para el uso de Juan 1:1c es debido a que es una construcción anártrica (no tiene artículo definido). Debido a esto algunos han propuesto la traducción como “el Verbo era un dios”. Hay varias consideraciones que hacer sobre este respecto.


Uno, si nos basamos en el Kurzgefasste Liste de Aland, el Evangelio de Juan sería el documento bíblico con más fragmentos de papiro que cualquier otro libro del Nuevo Testamento [22]. Pero, ojo, el UBSGNT4 ni el NA27 enumeran ninguna variante para Juan 1.1c [23].


Dos, es digno de mencionar que tanto el P75 como el Codex B sí atestiguan la ausencia de un artículo en Juan 1:1c. Esto es sorprendente, porque justamente estos manuscritos “parecen representar una forma 'relativamente pura' de preservación de una línea de descendencia 'relativamente pura' del texto original” [24]. Solo hay dos manuscritos que contienen una forma articular (con artículo en la construcción) [25]. Por si esto fuera poco, el manuscrito cóptico sahídico también fortalece el aspecto de seguridad textual sobre el uso anátrico en Juan 1:1c [26].


Tres, el que no haya artículo definido apenas y levanta sombra sobre la naturaleza del Verbo. Tomando como referencia un análisis de los manuscritos coptos, especialmente del dialecto sahídico, podemos argumentar que el uso articular indefinido lo que pretendía era hacer una distinción interpretativa y cualitativa. Así, explican Wright y Richuitti: “Esta distinción era para describir las cualidades de cualquier dios/entidad a la que el orador, autor o ambos se referían” [27]. A modo análogo, Wright y Richuitti refieren a Hechos 28:6 para afirmar que aquí la población maltesa refirió que Pablo tenía las cualidades de “un dios”. Afirman: “No es que Lucas pretendiera que su veredicto se tomara literalmente: su anterior campaña contra las falsas ideas de Dios y de la relación de Dios con la humanidad era demasiado clara y sostenida para que tal conclusión fuera posible... y los que hablan las palabras son, después de todo, "bárbaros"” [28]. Los coptos entendían el lenguaje de forma descriptiva. Otro ejemplo del uso descriptivo y cualitativo del lenguaje en el cóptico sería 2 Tesalonicenses 2:4.


Ahora, esto es lo magnífico: Tenemos el mismo uso del lenguaje aquí, en Juan 1:1, en referencia al Verbo. Wright y Richuitti concluyen: “Los coptos entendieron que Juan decía que "la Palabra" [el Verbo, RV60] tiene las mismas cualidades que "el Dios de la Biblia"” [29]. Negar esta conclusión es, por mucho, poco razonable. Si bien el espacio no nos permite una discusión detallada, al menos podré explicar brevemente la razón de esto. En primer lugar, hay otros pasajes en el texto copto que llaman explícitamente a Jesús θΐός, con el artículo definido, incluso el mismo capítulo y libro (por ejemplo, Juan 1:18; 20:28; cf. Tito 2:13; 1 Juan 5:20) [30]. Por supuesto, es extremadamente improbable que Juan haya llamado al Verbo “un dios” en Juan 1:1c para luego llamarlo el “Dios de la Biblia” tan solo diecisiete versos más adelante. Segundo, los coptos también entendieron y llamaron a Jesús “Dios” [31]. En tercer lugar, habían otras palabras en copto para expresar la idea de que Jesús es menos que plenamente Divino. Cuarto, hay más ejemplos de este tipo de construcciones. A la luz de todo esto, es razonable concluir que la interpretación más probable, por mucho, ver que el Verbo era plenamente Dios.

Cuarto, el eminente erudito del griego del Nuevo Testamento, A.T. Robertson, argumenta sobre este versículo:

“La palabra con el artículo es el tema, sea cual sea el orden. Así que en Juan 1: 1, theos un ho logos, el sujeto es perfectamente claro. Cf. ho logos sarx egeneto (Juan 1:14). Es cierto que los logos de ho theos y ho (términos convertibles) hubieran sido sabelianos. Véase también ho theos agape estin (1 Jn.4: 16). "Dios" y "amor" no son términos convertibles más que "Dios" y "Logos" o "Logos" y "carne". Cf. también hoi theristai angeloi eisin (Mt.13: 39), ho logos ho sos alatheia estin (Juan 17:17), ho nomos hamartia; (Ro. 7; 7). La ausencia del artículo aquí es a propósito y esencial para la idea verdadera” [32].

Kenneth Wuest parece apoyar la tesis de que Juan 1:1c conlleva una descripción cualitativa cuando dice: “El Verbo era Dios. Aquí la palabra "Dios" está sin el artículo en el original. Cuando se usa de esta manera, se refiere a la esencia divina. El énfasis está en la calidad o el carácter. Por lo tanto, Juan nos enseña aquí que nuestro Señor es esencialmente Deidad. Él posee la misma esencia que Dios Padre, es uno con Él en la naturaleza y los atributos. Jesús de Nazaret, el carpintero, el maestro, es Muy Dios” [33].


Quinto, en la gramática griega, los sustantivos sin "el" (ho) que aparecen antes de los verbos "ser" (ēn) expresan la naturaleza o el carácter del sujeto. Este, por supuesto, es un entendimiento extendido sobre gramática griega [34].


Sexto, fácilmente se puede apelar a la regla de gramática griega Colwell para explicar el uso anártrico de la construcción de Juan 1:1c [35]. Básicamente la regla consiste en que, cuando un sustantivo definido precede al verbo, entonces el sustantivo no lleva artículo. Sin embargo, la aplicación de Colwell para Juan 1:1 es fuertemente debatida en la actualidad [36] por lo que, a nivel metodológico, esto podría llegar a ser problemático.


En suma, la declaración de Juan 1:1c (“y el Verbo era Dios”) se debe entender como cualitativa [37], en lugar de indefinida [38]. Al ser esto así, la expresión es la que debe entenderse por el sentido común: Este Verbo, eterno y no creado, comparte la misma naturaleza con Dios. Cristo es Dios en esencia, pero diferente en personalidad al Padre.




Notas y Referencias.

[1] Burge, G. (2011). Juan: Del Texto Bíblico a una Aplicación Contemporánea (1st ed., p. 14). NN.

[2] Como bien ha señalado Pablo, “Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe” (1 Cor. 15:14). No obstante, aquí no nos compete entablar un diálogo apologético sobre la Resurrección, sino sobre la identidad de Jesús.

[3] Burge, G. (2011). Juan: Del Texto Bíblico a una Aplicación Contemporánea (1st ed., p. 14). NN

[4] Para una explicación breve de estas herejías y otras más, véase la explicación dada por Antonio Rivero aquí: http://es.catholic.net/op/articulos/17602/herejas-sobre-jess.html#modal

[5] Véase, por ejemplo, Lucas 22:69; Lucas 22:70; Juan 10:30; Juan 10:37; Juan 12:45; Mateo 16:16; Romanos 1:4; 1 Timoteo 3:16; Apocalipsis 19:16; Hebreos 1:8; Tito 2:13; Romanos 9:5; Colosenses 2:9; Juan 10:33; 2 Pedro 1:1; Isaías 9:6; Juan 14:9-11; Filipenses 2:4-7; Apocalipsis 1:8; etc. Por supuesto, esta es una lista para nada exhaustiva.

[6] El lector versado en el debate sobre los orígenes, específicamente Génesis 1, podrá notar cierto uso de palabras problemático. A saber, la suposición del inicio del universo en Gen. 1:1. Como breve acercamiento, los críticos de la lectura tradicional de Gén. 1:1 han señalado que la construcción בראשׁית (“en el principio”) como una frase preposicional temporal absoluta en el Texto Masorético del Códice de Leningrado es, supuestamente, indefendible. Por otro lado, usualmente se lee בָּרֵאשִׁית en el Pentateuco Samaritano con una vocal articular con preposición (en EL principio; énfasis en el marcador de norma, por tanto, es parte de la interpretación cosmogónica tradicional de la creación ex nihilo). Resumiendo, los críticos de la interpretación tradicional señalan que Gén. 1:1 debe traducirse como una cláusula dependiente de 1:2-3. Los tradicionalistas, sin embargo, consideran 1:1 como una cláusula principal independiente, de lo cual surge naturalmente la creación ex nihilo (Matthews 1996, 141; Sarna 1989, 5; Skinner 1951, 13; Waltke 1975, 217). El corazón del debate está en si la construcción בראשׁית está en el estado absoluto (visión tradicional) o de construcción (visión no tradicional). El autor de este breve artículo apoya la tesis de la interpretación tradicional.

[7] El sustento de esta afirmación reluce cuando se considera que la palabra “en” (Ἐν) es una preposición atemporal. Como señala White (1985) apunta a la existencia antes del tiempo. No obstante, algunos también sugieren que la frase “en el Principio” se remonta a Génesis 1:1, refiriéndose a la existencia de Jesús antes de que se creara cualquier otra cosa y a su papel en la creación originaria (Isaías 43: 10–13; Col 1: 15–17). Por supuesto, este es un significado que no compite con el uso atemporal de Ἐν, especialmente por su énfasis en la pre-existencia de Jesús [Frederick W. Danker, Walter Bauer, William F. Arndt, and F. Wilbur Gingrich., “ἀρχη” (archē) in Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature (BDAG), 3rd. Ed. (Chicago: University of Chicago Press, 2000), 138–9.]

[8] John 1:1 Commentary - Robertson's Word Pictures of the New Testament.

[9] Ibid.

[10] ὁ Λόγος ἦν πρὸς Θεόν

[11] Es probable que el término “Verbo” (Λόγος) requiera cierta explicación. Robertson explica: “Heráclito lo usó para el principio que controla el universo. Los estoicos lo emplearon para el alma del mundo y Marco Aurelio lo usó para el principio generativo en la naturaleza. La memra hebrea se usó en los Targums para la manifestación de Dios como el Ángel de Jehová y la Sabiduría de Dios en Proverbios 8:23”. Sin embargo, el propio Robertson afirma que “el punto de vista de Juan es el del Antiguo Testamento y no el de los estoicos…” (John 1:1 Commentary - Robertson's Word Pictures of the New Testament). White hace eco de esto, y afirma: “Juan… Llenó el Verbo con personalidad e identificó al Verbo… como el Hijo eterno de Dios, el que entró en el tiempo. y en la experiencia del hombre como Jesús de Nazaret”. Por supuesto, esta idea chocó frontalmente con los conceptos metateológicos y ontológicos que suponían los filósofos griegos. Este es el corazón de la fe cristiana histórica y el fundamento de la esperanza de los mártires. Como dijo John Mitchell: “Si Jesús no está Dios, entonces somos pecadores sin un Salvador... Si Jesús era solo un hombre, entonces murió por sus propios pecados. Y todavía estamos en nuestros pecados. No tenemos esperanza” (An Everlasting Love [Multnomah Press], pp. 13, 14).

[12] Walter Bauer, A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature edited by F. W. Gingrich and Frederick Danker, (Chicago: The University of Chicago Press, 1979) p. 719.

[13] A. T. Robertson, Word Pictures in the New Testament, 6 vols., (Grand Rapids: Baker Book House, 1932), 5:4

[14] Este es uno de los argumentos usados por Julio Clavijo en su libro “Un dios Falso Llamado Trinidad”, p. 107

[15] John 1:1 Commentary - Robertson's Word Pictures of the New Testament.

[16] τὰ εἰς Θεόν

[17] Reyes, L. (2011). Debate en Línea sobre Juan 1:1 (1st ed., p. 11).

[18] Un dios Falso Llamado Trinidad, p. 108.

[19] Luis C. Reyes argumentó de esta manera en “Debate en Línea sobre Juan 1:1”, p. 10. Citó la obra de referencia Style and Discourse, diciendo sobre el quiasmo: “La repetición de la misma palabra pero en un sentido distantemente diferente ocurre con frecuencia en el Nuevo Testamento y es quizás mejor ilustrada por Juan 1.1, en donde ἦν ocurre tres veces con tres sentidos diferentes: ‘existir’, ‘estar en lugar’, y 'tener la naturaleza de” (E. A. Nida, J. P. Louw, A. H. Snyman, J.V.W. Cronje, Style and Discourse, with Special Reference to the Text of the Greek New Testament [South Africa: Bible Society of South Africa, 1983] Pág. 28).

[20] Esta idea es generalizada entre los eruditos del griego y los léxicos más autorizados. P. ej. Porter, Idioms of the Greek New Testament (Sheffield: Sheffield Academia Press, 1994) Pág. 173; A. T. Robertson, & W. Hersey Davis, A New Short Grammar of the Greek Testament (New York: Harper & Brothers Publishers), Pág. 260; Greek-English Lexicon of the New Testament Based on Semantic Domains, states 2d. ed. (New York: United Bible Societies, 1989) Pág. 792; Walter Bauer, A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature, (2d ed. Rev. and augmented by F. W. Gingrich and F. W. Danker; Chicago: University of Chicago Press, 1979). Además, el uso de λόγος no estaba en la forma pura de las concepciones filosóficas griegas. Él estaba consciente del uso que Heráclito, Filón y Zenón; así que Juan respondió y señaló que el Verbo es una Persona, dándole el toque veterotestamentario [Danker, et al., “Λογος” ( logos ), BDAG , 601.]

[21] The Gospel According to John [Eerdmans, 1971], p. 76

[22] Aland, Kurzgefasste Liste, 29-33.

[23] Una excepción para esto serían tres textos griegos del Nuevo Testamento, a saber, Tischendorf, Merk y von Soden. Sin embargo, manejan la misma construcción (que no es problemática para los efectos de este artículo): καὶ θεὸς ν ὁ λόγος.

[24] Gordon D. Fee, “P75, P66, and Origen: The Myth of Early Textual Recension in Alexandria” (New Dimensions in New Testament Study [ed. R. Ν. Longenecker and M. C. Tenney, Grand Rapids: Eerdmans, 1974], 44). Esta tesis también ha sido apoyada por Kenneth Clark y el propio Barth Ehrman.

[25] Esto está presente en el texto crítico de Merk, que contiene el Codex Freerianus (W [032-S]). Sin embargo, el Códex W se descubrió solo hasta después de Tischendorf. Además, son dos manuscritos tardíos (VIII).

[26] Permítaseme una breve aproximación a los manuscritos cópticos. Primero, hoy contamos con al menos 182 manuscritos en copto (Karlheinz Schüssler, “Some Pecularities of the Coptic (Sahidic) Translations of the Gospel of John,” Journal of Coptic Studies 10 (2008): 41-62). Wright cita a Schüssler señalando que hay al menos 5 de estos manuscritos que contienen completo el Evangelio de Juan (sa 505, 506, 508, 561, 600). Esto, por supuesto, se ve fortalecido por la presencia de 1057 citas de los manuscritos coptos en la edición 27 del texto crítico Nestlé-Aland. La versión copta de Juan es especialmente significativa debido a (i) su datación parece estar en el siglo IV, (ii) es una representación del texto Alejandrino, (iii) el texto copto recoge de manera fiable el carácter del griego [Voobus, Early Versions, p. 227]. Por lo tanto, lo que los manuscritos cópticos sahídicos tienen que decir es, sin duda, importante para nuestra discusión.

[27] Wright, B., & Ricchuiti, T. (2011). FROM 'GOD' (ΘΕΟΣ) TO 'GOD' (ⲛⲟⲩⲧⲉ): A NEW DISCUSSION AND PROPOSAL REGARDING JOHN 1:1C AND THE SAHIDIC COPTIC VERSION OF THE NEW TESTAMENT. The Journal of Theological Studies, 62(2), new series, 494-512. Rescatado de http://www.jstor.org/stable/24638056

[28] Ibid.

[29] Ibid.

[30] Ibid.

[31] Véase, por ejemplo, P.11710 (Bernhard, Other Early Christian Gospels, p. 127)

[32] A. T. Robertson, A Grammar of the Greek New Testament in the Light of Historical Research, (Nashville: Broadman Press, 1934) p. 767-768.

[33] Kenneth Wuest, Word Studies in the Greek New Testament, vol. 3, “Golden Nuggets,” p. 52. Aún más, Wuest traduce el verso como sigue: “Al principio existía la Palabra. Y el Verbo estaba en comunión con Dios Padre. Y el Verbo fue en cuanto a su esencia deidad absoluta” (Wuest, Word Studies, vol. 4, p. 209.)

[34] Philip B. Harner, “Qualitative Anarthrous Predicate Nouns: Mark 15:39 and John 1:1,” JBL 92, no. 1 (3 January 1973): 75–87, 75, http://digilander.libero.it/domingo7/H1.jpg.

[35] Esta regla puede ser explicada como: “En las frases en las que se expresa la cópula, un predicado nominativo definido tiene el artículo cuando sigue al verbo; no tiene el artículo cuando precede al verbo”. Más sucintamente, “Los sustantivos predicados definidos que preceden al verbo suelen carecer del artículo”. [Colwell, E.C. “A Definite Rule for the Use of the Article in the Greek New Testament.” Journal of Biblical Literature 54(1933): 12-21]

[36] Usualmente, esta regla se invoca para apoyar la traducción de θεός (theos) como definido (“Dios”) en lugar de como indefinida ( “un dios”) aquí. Lamentablemente, Colwell solo permite, no exige, que el predicado nominativo antes de un verbo equivalente se traduzca como definido en lugar de indefinido. Además, parece pasar por alto la interpretación cualitativa, que hemos estado discutiendo. Pero como ya se ha señalado, la opción cualitativa de θεός es preferible en Juan 1:1c, la cual se refleja en la traducción tradicional. Por supuesto, la aplicación de Colwell aquí es posible gramaticalmente. Siempre se puede comentar la anterior mención de θεός (en 1:1b) es articular. Por lo tanto, si la misma persona a la que se hace referencia se llama θεός en 1:1c, entonces en ambos lugares es definitivo. Sin embargo, como bien señala Wallace, los predicados anártricos pre-verbales nominativos son monádicos, en construcciones genitivas, o son nombres propios, ninguno de los cuales es cierto aquí, lo que disminuye la probabilidad de un θεός definitivo aplicando Colwell. Añádase a esto que Hartley a hecho una sólida crítica a la metodología de E.C. Colwell a la hora de redactar su Regla. Si bien por motivos de espacio no podemos ser exhaustivos, al menos podemos condensar algunos problemas con Colwell. Primero, Colwell parece partir desde una categoría semántica que establece antes de la investigación de las construcciones anártricas pre-copulativas en sí mismas, y procede a hacer una observación con respecto a su articularidad o falta de ellas. Por supuesto, esto presupone la inviabilidad del uso cualitativo de Juan 1:1. Segundo, determina la definición de un PN anartroso precopulativo en función de su aparición articular en una construcción post-copulativa. Tercero, parece haber sentado las bases de un error lógico en Juan 1:1; entiéndase que en la regla de Colwell "Los predicados nominativos definitivos que preceden al verbo suelen carecer del artículo" llegó a ser vista como "Los predicados nominativos anártricos que preceden al verbo suelen ser definitivos".

[37] Esto es cierto gramaticalmente, ya que es normal que los predicados nominativos pre-verbales anártricos caigan en esta categoría. Hay un equilibrio entre la deidad de la Palabra, que ya estaba presente en el principio (ἐν ἀρχῇ.... θεὸς ἦν[1:1], y su humanidad, que fue añadida más tarde (σὰρξ ἐγένετο[1:14]).

[38] Podría decirse que si θεός fuera indefinido en Juan 1:1, sería el único pronombre pre-verbal anártrico en el Evangelio de Juan que lo fuera. Por supuesto, esto implicaría que el uso indefinido de la forma pre-verbal anártrica es altísimamente improbable. Además, parece basarse en una lógica defectuosa en la que por el simple hecho de que en la construcción esté la presencia de un anártrico, entonces el pronombre debe ser indefinido. Pero eso significaría que ἀρχῇ debería ser "un principio" (1:1, 2), θεοῦ debería ser "una vida" (1:4), παρὰ debería ser "de un dios" (1:6), παρὰ debería ser "un Juan" (1:6), ζωή debería ser "un dios" (1:18), etc. Sin embargo, ninguno de estos otros sustantivos anárquicos se convierte en un artículo indefinido. Uno sólo puede sospechar un fuerte sesgo teológico en tal traducción.


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