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  • Atanasio

Y Habitó Entre Nosotros: Parte 2

2. JUAN 8:58

Como vimos en la sección anterior, Juan 1:1 muestra de forma indubitable de la Deidad del Señor Jesucristo. Por supuesto, también mencioné que este modelo probatorio no se quedaría allí sino que avanzaría a otros dos pasajes (O dos “Pilares”) del Evangelio de Juan para mostrar cómo la Deidad de Jesús brilla con refulgencia cegadora en el Cuarto Evangelio. Es digno de mencionar que la estructura de los textos elegidos no fue puramente arbitraria sino que se basó en el desarrollo temático de Juan; es decir, un versículo del inicio del Evangelio, otro rondando la mitad de su complejo literario y el último cerca del final de la narración evangélica. Así se notará que la Deidad de Jesús estuvo presente en todo el desarrollo evangélico joánico. También se señaló que probablemente habrá cierto rango de desproporcionalidad entre las presentaciones de los tres textos. Pero esto no tiene que ser intrínsecamente negativo. Al final, nuestra meta es calidad, no cantidad.


Dicho esto, parece obvio que, si el lector se acercó al Evangelio de Juan, específicamente al capítulo 8, verso 58, haya notado por qué este texto fue elegido para el modelo de “Los Tres Pilares”. Su redacción es tan fuertemente cristológica, que cualquiera que lo haya leído al menos por encima tuvo que preguntarse “¿Qué quiso decir aquí Jesús?”.


Para empezar, permítase una corta discusión del contexto inmediato. La sección en la que se encuentra este versículo tiene que ver con Jesús y Abraham. Desde los versos 31 al 59, la discusión de Juan se centrará en la relación de Jesús y el fundamento del orgullo judío: El ser hijos de Abraham. Iniciando, hay cierto problema de contexto con el verso 30, a saber, la identidad del público de Jesús. Esto, por supuesto, no tiene que que ver con la identidad sociológica sino más bien con las atribuciones de ellos. Ilustrando, Jesús parece estar hablándole a los que creyeron en Él en el v.30, pero es altamente probable sugerir que estos no fueron verdaderos creyentes en el sentido juanino [1]. Esto tiene como consecuencia un subgrupo de personas en su público que creyeron y otros que “profesaron” creer en Él (no toda profesión de fe indica necesariamente la autenticidad de la misma. Véase la Nota 1 para una corta argumentación). En el verso 33, los judíos dan muestra de la raíz de su orgullo étnico: Eran descendientes de Abraham. Esto es especialmente significativo porque, para lo que Jesús dirá en 8:58, habrá un gran choque conceptual. Los judíos consideraban como la base de su posición privilegiada el que fueran “hijos” de Abraham. ¡Pero hablaban con alguien que afirmaba ser “antes” de Abraham!

Después de esto, Jesús estará introduciéndolos poco a poco a Su auténtica identidad [2], mostrada en el clímax del capítulo. Posteriormente, se señala la incomprensión de las palabras de Cristo, lo que explica varios malentendidos en la comunicación Jesús-Judíos. Así, los interlocutores de Jesús derivaron el diálogo hacia la identidad de Cristo en relación con el Padre de los judíos, a saber, Abraham [3]. A la luz de esto, y para mostrar Su supremacía, exclamó “Abraham… se gozó… de ver mi día”, pero ¿qué significa esta frase? Este texto es, por supuesto, enigmático. Sobre esto, es probable que el uso de tiempos pasados en los verbos señale la idea de algo que ocurrió en la vida de Abraham, probablemente en referencia al sacrificio de Isaac en Génesis 22:13-15 [4]. A esto, el público atónito del Señor preguntó: “No tienes ni cincuenta años y, ¿has visto a Abraham?” (paráfrasis). Para responder esto, Jesús hace una afirmación de Su Deidad, entiéndase, “Antes que Abraham… Yo Soy”.

Lo que esta frase significa es el quid del propósito de su uso para el modelo. Aquí tenemos la ya típica construcción joánica de “Yo Soy” (ἐγὼ εἰμί). Esta es una declaración explícita de Deidad. En primer lugar, esta construcción es una alusión a Éxodo 3:14 [5]. Morris cita a Brown al decir que la utilización del YO SOY tanto en el Antiguo Testamento como en la literatura judía tardía tienen la idea de un título de Deidad [6].

Segundo, en este texto tenemos un contraste entre “gennesthai” (γενέσθαι, “fuese”) que está en el tiempo aoristo y “eimi” (εἰμί, “soy”) está en tiempo continuo. Pero esta construcción tiene apariencia de inusual. Como bien afirman Dodd, Morris y Büschel, este contraste nos lleva a la supra-temporalidad, lo que expresa una relación única con el Padre. Pero no nos dejemos llevar. Lo que esto quiere decir es que Jesús está en otra categoría de seres, adjudicándole conciencia de eternidad [7].

Tercero, es digno de mención el que Jesús no arguyó una mala interpretación de sus palabras. Claramente él deseaba dar a entender lo que su público entendió: Él es Dios. También debería decirse que, en un sentido estrictamente gramatical, es una construcción normal (8:18). Keener afirma que incluso en su forma absoluta no implica la Deidad del sujeto que la predica. El punto aquí, en 8:58, es que el “Yo Soy” al no tener predicado implícito, se vuelve una frase ininteligible excepto si se refiere a la Septuaginta (LXX) o la Torá [8].


Algunas versiones, por ejemplo, la Traducción del Nuevo Mundo, traducen ἐγὼ εἰμί como “He Sido”. Por supuesto, esta no es una traducción consistente. Ilustrando, la TNM usa el tiempo de εἰμί (Presente / Activo / Indicativo / Segunda Persona Singular - "Yo soy"), algo que no hacen por la declaración de Pablo en el Hechos 17:28. La palabra que la TNM da como "existe" aquí, es ἐσμεν (Presente / Activo / Indicar / Segunda Persona en Plural - "somos"). Si fueran coherentes, al menos habrían dado "Yo existo" en Juan 8:58 [9]

A la luz de lo dicho anteriormente, podemos concluir que Juan 8:58 presenta una cristología robusta, donde la imagen de Jesús retrocede en los pasillos del tiempo en la mente del judío y le recuerda al Éxodo, y a la promesa de liberación. Él es nuestro fiel Señor y Salvador, el Mesías y, sobre todo, Dios hecho carne.



NOTAS Y REFERENCIAS:


[1] Esto se refleja en que intentan matar a Jesús (8:37, 59) y Jesús dice de ellos que son hijos de Satanás (8:44). Como bien señala Harris III, no hay un cambio en el tema, ilustrado por el uso constante de oiJ = Ioudai'oi, que aparece en 8:22, 8:31, 8:48. Debido a esto, muchos han concluido que el patrón constructivo ἐπίστευσαν + εἰς no siempre se refiere a la fe genuina. Sin embargo, permítannos sugerir que esta es una conclusión precipitada. Primero, el verso dice que “muchos” (πολλοὶ) confiaron en él. No dice “todos”. Segundo, 8:30 no necesariamente implica estas personas son las mismas de οἱ = Ἰουδαῖοι en 8:22. Tercero, algunas autoridades judías “profesaron” creer en Jesús. Es denotar que en 8:31 Juan evita la construcción ἐπίστευσαν + εἰς, para preferir la redacción de ἐπίστευσαν + dativo.

[2] Esto se refleja, por ejemplo, en 8:41-42, que muestra cómo los judíos estaban sintiéndose ofendidos por las palabras de Cristo. En 41b, dijeron “ἡμεῖς οὐ γεγεννήμεθα ἐκ πορνείας”. En español, normalmente la traducción va a señalar una exclamación judía donde dicen que ellos no son hijos de fornicación. Claramente, ¡esto fue una ofensa indirecta al Señor! De hecho, probablemente se refería a una historia popular de los orígenes de Jesús. [3] La razón del orgullo étnico judío por Abraham se remonta a la promesa de Dios al Patriarca sobre la elección de un pueblo. En la soteriología judía de la época, prevalecía la idea de una salvación corporativa israelita en virtud de ser la Semilla de Abraham. Esta visión se refuerza con la justicia proveniente de la Ley en el Cuerpo de la comunidad judía. Así lo refleja el libro apócrifo 2 Esdras 3:27-36. Como dice Forlines: “Este pensamiento judío se basó en la promesa de la posesión eterna de la tierra a Abraham y su simiente (Gn. 13: 14-15 y 17: 8). La posesión eterna de la tierra significaba, para ellos, la promesa de la vida eterna en la próxima vida. Como los judíos son la Semilla del Pacto (descendientes o descendientes) de Abraham, entendieron que esto significa que en el Pacto Abrahámico se les dio una promesa incondicional de vida eterna. La sugerencia de Pablo de que algunos de ellos no se salvaron fue contraria a su comprensión del Pacto de Abraham.” [Forlines, L. (2011). Classical Arminianism. 1st ed. Nashville: J. Mathew Pinson.] [4] Genesis Rabbah 44:25 relata como Rabi Akiba, en un debate con el rabino Johanan ben Zekkai, afirmó que a Abraham se le mostró no solo este mundo sino el venidero. Pero esta parece ser una interpretación implausible, y se prefiere la lectura intertextual en la que Jesús apela a Génesis 22:13-15. Esta interpretación está privilegiada por (i) concordar con el uso del pasado en los tiempos verbales ἠγαλλιάσατο + οἶδα + ἐχάρη y (ii) es la más razonable debido al reconocimiento paulino de Génesis 22:15-17 como parte de una tipología cristológica (cf. Gálatas 3:16). Si bien puede ser extraño que en Gén. 22:17 esté la promesa de la simiente con connotación plural y Gál. 3:16 en singular, eso es fácilmente explicable al señalar que el sustantivo singular apunta al Descendiente Perfecto, a saber, Cristo. [5] Esto se refuerza por el versículo inmediatamente después. La audiencia de Jesús entendió el mensaje y quisieron apedrearlo. [6] Brown es citado en The Gospel according to St. John, [I-XII), p. 537. [7] The Interpretation of the Fourth Gospel, Cambridge, 1953, p. 261; TDNT, II, p, 399; The dA1l1» of the Fourth Gospel, p. 39; Morris, L. (2003). Jesús es el Cristo. 2nd ed. España: Matt Williams, p.113; Homer Kent, Light in the Darkness (Grand Rapids: Baker, 1974), pp. 128-129 [8] Si bien hay otros casos en los que la construcción no necesariamente implica Deidad (8:24, 28; 13:19) debido a que tiene un predicado implícito, pero la mayoría de los eruditos concuerdan en que aquí (8:58) hay una alusión a la Deidad de Cristo (Pancaro, Law, 60; Bell, I Am, 195–98; Nicholson, Death, 112–13. Keener señala que esto no es muy problemático debido a la tendencia de Juan de hablar en doble sentido, por lo que en otros lugares también es posible encontrar referencias a la Deidad. Algunos, como Betz, Smith y Kysar analizaron el uso de “Yo Soy” en literatura helénica donde refieren a Isis y señalan que son aretalogías (Horsley, Boring). [9] Permítanos una corta discusión aquí. Para apoyar su traducción, la TNM puede señalar las variantes textuales como la siríaca, siríaca curetoniana, Peshitta, Georgiana y etíope. En A Grammar of the Idiom of New Testament, de GB Winer, séptima edición, Andover, 1897, pág. 267, dice: "A veces, el presente incluye también un tiempo pasado”. De igual manera, en el Grammar of New Testament Greek, por J. H. Moulton, Vol. III, by Nigel Turner, Edinburgh, 1963, p. 62, se dice: “El presente, que indica la continuación de una acción durante el pasado y hasta el momento de hablar, es virtualmente lo mismo que Perfectivo, la única diferencia es que la acción se concibe como todavía en curso”. Sin embargo, estas posibles respuestas no responden el por qué utilizan justamente estas variantes y no otras. ¿Acaso estas fuentes son la posible forma más pura de preservación de los autógrafos? ¿Por qué citar el siríaco en este caso? En cuanto a Moulton y Winer, sus comentarios si bien son útiles, parecen ser poco sustantivos para 8:58. En un sentido, la idea del presente puede incluir la noción de pasado en una forma participativa, pero no captura la esencia del tiempo presente, que establece la continuidad del verbo. En otro sentido, la TNM puede señalar usos en los que “ego eimi” es usado por hombres, no solo Dios, por ejemplo, 1 Crónicas 21:17. El problema, claro, es que 1 Cr. 21:17, אֲנִי הוּא (LXX: ἐγώ εἰμι) es seguida por una cláusula relativa, lo que no tenemos en 8:58, ya que está sin predicado. En este sentido, entonces, la lectura de los Testigos de Jehová es improbable.

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